Secreto tres. Familia.
Los amigos los eliges pero la familia ya te llega. Viene en
el paquete. O será que somos nosotros los que llegamos a completar ese paquete?
A pesar de todos los peros que podamos ponerles a nuestros
familiares, son el mejor regalo que dios nos ha dado. Los padres son los más
grandes maestros de los hijos, y viceversa. Es quizás por eso que a veces se
crea tanta resistencia entre ambas partes, porque esas personas nos hacen ver
momento a momento cosas de nosotros mismos que no queremos ver.
Como dije de los amigos, creo que la gente que se cruza en
nuestro camino, lo hace porque tiene un propósito específico en nuestra vida. Llega
para enseñarnos algo. Y creo que lo verdaderamente importante no es el qué nos
enseñen, sino el qué aprendemos de ellos.
Con mi familia he aprendido el valor de la solidaridad. Entre
nosotros siempre nos hacemos favores de los buenos, de esos que son de verdad
solo favores, desinteresados y solo por el afán de ayudarnos.
He aprendido también el valor del compromiso. Tengo unos
padres que llevan 35 años de casados, que han sabido llevar con paciencia,
sabiduría y compasión por el otro. Mis hermanas son mi ejemplo de fortaleza en
momentos en los que los matrimonios no duran siquiera 3 o 4 años. Hoy tengo 5
sobrinos que viven en familias unidas y hermosas, ninguna perfecta, pero sí
llevadas por seres comprometidos con ellos mismos y con la elección que
hicieron.
De mi padre he aprendido el valor de la justicia y la
equidad. Es un hombre que trata de ser justo en su empresa con los que le
rodean. Además he aprendido el valor del trabajo y a tomar riesgos. Él ha
confiado en mí más que mucha gente y profesionalmente debo gran parte de mi
aprendizaje y desarrollo a su paciencia, sus enseñanzas, su sabiduría y
confianza.
De mi madre he aprendido el valor de la honestidad. Conozco a
pocas personas como ella. He aprendido también que existe el amor incondicional.
La veo desde hace casi 20 años trabajar con niños con parálisis cerebral y que
ellos le digan mamá, y ella quererlos como a sus hijos. Además me ha enseñado
el valor del trabajo en equipo, porque ha trabajado de la mano de mi padre para
formar la familia que tienen.
La realidad es que en este sabático, esta familia, de la
cual me siento orgullosa de formar parte, ha sido fundamental. Mi padre me
dijo, dime en qué te puedo ayudar. Mi madre me dijo, es lo que siempre has
querido hacer. Mis hermanas me apoyaron también. Eso hace las cosas más
fáciles. Mucho más fáciles. Si tengo que decir que hay un secreto de los que
vaya a compartir, que no sea tan fácil de replicar, es éste. Porque la familia
es la que es y yo tengo la bendición de tener ángeles en la mía.
Así que el tercer secreto es valorar y cultivar a tu
familia. Todos llegaron a tu vida para enseñarte algo. Aprende a ver qué es eso
que vienen a decirte y procura la convivencia con ellos para que seas capaz de
escuchar su mensaje.
En este tiempo me di cuenta de que no era consciente de qué
tan importante son ellos para. Apenas estuve un poco más presente en mi vida,
me di cuenta de todo lo que les debo y de lo que me han aportado.
A veces uno
cree que se lo merece pero en realidad los padres eligen amarnos. Los míos por
fortuna, han decidido hacerlo, al igual que mis hermanas, cada uno a su manera
y aportando a mi vida siempre cosas
buenas. Hoy me sigo sintiendo apoyada por ellos, en las formas más diversas que
existen.
Esto más que un secreto, es una bendición.