enero 05, 2012

Los secretos del sabático. Tercero


Secreto tres. Familia.

Los amigos los eliges pero la familia ya te llega. Viene en el paquete. O será que somos nosotros los que llegamos a completar ese paquete?

A pesar de todos los peros que podamos ponerles a nuestros familiares, son el mejor regalo que dios nos ha dado. Los padres son los más grandes maestros de los hijos, y viceversa. Es quizás por eso que a veces se crea tanta resistencia entre ambas partes, porque esas personas nos hacen ver momento a momento cosas de nosotros mismos que no queremos ver.
Como dije de los amigos, creo que la gente que se cruza en nuestro camino, lo hace porque tiene un propósito específico en nuestra vida. Llega para enseñarnos algo. Y creo que lo verdaderamente importante no es el qué nos enseñen, sino el qué aprendemos de ellos.

Con mi familia he aprendido el valor de la solidaridad. Entre nosotros siempre nos hacemos favores de los buenos, de esos que son de verdad solo favores, desinteresados y solo por el afán de ayudarnos.

He aprendido también el valor del compromiso. Tengo unos padres que llevan 35 años de casados, que han sabido llevar con paciencia, sabiduría y compasión por el otro. Mis hermanas son mi ejemplo de fortaleza en momentos en los que los matrimonios no duran siquiera 3 o 4 años. Hoy tengo 5 sobrinos que viven en familias unidas y hermosas, ninguna perfecta, pero sí llevadas por seres comprometidos con ellos mismos y con la elección que hicieron.

De mi padre he aprendido el valor de la justicia y la equidad. Es un hombre que trata de ser justo en su empresa con los que le rodean. Además he aprendido el valor del trabajo y a tomar riesgos. Él ha confiado en mí más que mucha gente y profesionalmente debo gran parte de mi aprendizaje y desarrollo a su paciencia, sus enseñanzas, su sabiduría y confianza.
De mi madre he aprendido el valor de la honestidad. Conozco a pocas personas como ella. He aprendido también que existe el amor incondicional. La veo desde hace casi 20 años trabajar con niños con parálisis cerebral y que ellos le digan mamá, y ella quererlos como a sus hijos. Además me ha enseñado el valor del trabajo en equipo, porque ha trabajado de la mano de mi padre para formar la familia que tienen.

La realidad es que en este sabático, esta familia, de la cual me siento orgullosa de formar parte, ha sido fundamental. Mi padre me dijo, dime en qué te puedo ayudar. Mi madre me dijo, es lo que siempre has querido hacer. Mis hermanas me apoyaron también. Eso hace las cosas más fáciles. Mucho más fáciles. Si tengo que decir que hay un secreto de los que vaya a compartir, que no sea tan fácil de replicar, es éste. Porque la familia es la que es y yo tengo la bendición de tener ángeles en la mía.

Así que el tercer secreto es valorar y cultivar a tu familia. Todos llegaron a tu vida para enseñarte algo. Aprende a ver qué es eso que vienen a decirte y procura la convivencia con ellos para que seas capaz de escuchar su mensaje.
En este tiempo me di cuenta de que no era consciente de qué tan importante son ellos para. Apenas estuve un poco más presente en mi vida, me di cuenta de todo lo que les debo y de lo que me han aportado. 
A veces uno cree que se lo merece pero en realidad los padres eligen amarnos. Los míos por fortuna, han decidido hacerlo, al igual que mis hermanas, cada uno a su manera y aportando a  mi vida siempre cosas buenas. Hoy me sigo sintiendo apoyada por ellos, en las formas más diversas que existen.

Esto más que un secreto, es una bendición.  

enero 03, 2012

Los secretos del sabático. Segundo.


Secreto dos. Amigos.

Dicen por ahí que los amigos son la familia que nosotros elegimos, y que los verdaderos amigos se cuentan con una mano.

Cuando decidí iniciar este sabático, mi amigo Luis Marrufo me dijo: “Te vas a sorprender de lo grande y fuerte que es tu red social”. La verdad es que creo que en el momento no entendí ni dimensioné la grandeza de lo que me estaba diciendo.

Al principio dejé mi departamento porque estaba complicado seguir pagando renta sin estar trabajando. Y ahí empezó a suceder la magia. Recibí llamadas de mis amigos ofreciéndome su casa en Guadalajara para quedarme el tiempo que yo necesitara. Por supuesto las primeras puertas abiertas fueron las de casa de mis padres, y fue con ellos que decidí quedarme, porque entendí que la vida es efímera y pende realmente de un hilo. No sé qué tan conscientes somos en realidad de eso porque está trillado lo de “mañana podrías no amanecer”, pero esque es así. Entonces decidí regalarme un tiempo con mis padres. Desconozco el tiempo que duraremos juntos.

Luego se hicieron presentes los amigos foráneos. Fue increíble saber que tenía casa en tantos lugares (Hermosillo, Chihuahua, Zacatecas, Monterrey, San Luis, DF, Aguascalientes, Manzanillo, Cancún, Ixtapa, San Antonio). De verdad que no sabía para donde ir, ja. Me hubiera encantado visitarlos a todos. Pero siguen en la lista eh!

La sola sensación de no sentirme sola fue sumamente enriquecedora. De gente que no lo esperaba, recibí los regalos más grandes.

Me di cuenta de que me había perdido de mis amigos todo el tiempo que pasé metida en mi oficina, absorta en los resultados, las máquinas, los números, sumida entre papeles. Y resulta que ni la oficina, ni las máquinas, ni los números ni los papeles fueron capaces nunca de darme la mano, de abrazarme, de hacerme sonreír, ni llenarme el corazón.

Así que el segundo secreto sabático son los amigos. No importa si son 2 o 200. Increíblemente los 2 amigos de repente se multiplican cuando lo necesitas y cuando menos te lo esperas.

Cultiva tus amistades, no las descuides. Y no lo hagas por interés. Hazlo por amor. Al final del día, en realidad son las personas lo que tenemos. Son los amigos, esa familia que escogimos, los que hacen de nuestros días algo que valga la pena. Amalos. Ellos que se convierten en ángeles más veces de las que pensamos.

Cada vez que lancé una señal de ayuda, salió alguien que conocía a alguien que podía echarme la mano. Tuve quien me prestara su casa como bodega para guardar mis cosas, muebles y valiosíiiiiiiiisimas pertenencias; quien me prestara dinero cuando perdí la cartera; quien me dejara su habitación para mí sola para que pudiera estar cómoda y pensar y llorar y descansar de ese cansancio crónico que tenía; quien me pasara el contacto de FB de algún conocido en mi siguiente destino; quien me invitara el café, comida, cena, vino, desayuno o lo que fuera, solo por el gusto de volvernos a ver; quien me enseñara a dar clases de baile; quien me asesorara, me orientara, me escuchara; quien me animara a hacer algo nuevo, que pensaba que no podría hacer. Hubo siempre alguien a mi lado, y por eso estoy muy agradecida.

Cierta estoy de que no hubiera podido vivir todo este tiempo sin tantas manos soportándome alrededor. Es como si todos de repente hubieran tejido una red, una gran red para cargarme suavemente. La mayoría no se conocen entre sí, pero me tienen a mí como común denominador y eso es suficiente para tejer esa red. Esto es a lo que Luis se refería. 

Así como dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, les aseguro que detrás de esta mujer, hay una gran red de amigos sin los cuales, no sería lo que soy. 

enero 02, 2012

Los secretos del sabático. Primero.



He tenido la oportunidad, el privilegio y, porqué no decirlo?, el regalo de poder disfrutar de un fabuloso año sabático. Muchos quisieran hacerlo y sé que no todos lo han hecho, ni lo harán. Razones? Muchas. Pretextos? Quizás más. De ellos ya hablaremos. Por el momento me quedo con el hecho de que soy muy afortunada de haberlo podido hacer.


Quiero compartir entonces con ustedes este regalo y revelarles los secretos del sabático, de mi sabático. En este tiempo tuve ocasión de platicar con muchas personas y puedo decirles que mi mayor sorpresa fue darme cuenta de cuán incrédulos se mostraron la mayoría de que yo hubiera podido regalarme un año sabático. Se ve como un lujo o un sueño casi inalcanzable. Además, un sabático es para gente de 60 años, no de 33 (según los cánones de la sociedad).


Y es que todos quisieran hacer lo mismo, a todos se les antoja, pero muchos no creen poder hacerlo, sobre todo por cuestiones económicas según dicen. Yo por mi parte creo que el dinero es el pretexto que muchas veces encubre los miedos que son las razones reales por las que no hacemos las cosas.


En las charlas de amigos, casi invariablemente, en alguna parte de la conversación, llegaba la pregunta: ¿Pero cómo le hiciste para mantenerte todo este tiempo? O ¿Cuánto tenías ahorrado para poder hacer lo que hiciste?


Esas preguntas y el tema recurrente del dinero me hicieron reflexionar seriamente sobre cómo fue que le hice en realidad. Evidentemente las respuestas fueron siempre más allá del dinero. Porque no es solo un montón de dinero o una cuenta exorbitante lo que se necesita para realizar cualquier proyecto, incluido éste.


Así que, habiendo terminado ya oficialmente mi año sabático, hoy quiero compartirles lo que he denominado “Los secretos del Sabático”, que no son más que mis conclusiones de lo que fue necesario en este año para vivirlo a plenitud, como de hecho lo hice y mis consejos y recomendaciones para que ustedes también puedan vivirlo.



Secreto uno. Decídelo.


Puede sonar simple o bobo, pero en realidad, el primer y quizás más difícil paso es, una vez que se pensó en tener un año sabático, decidir que se quiere vivir la experiencia. Nos la pasamos soñando cosas, viajes, actividades. Algunas cosas nos gustaría hacerlas solo por saber qué se siente pero otras nos apasionan de verdad. Una vez que identifiques que quieres hacer algo, decide hacerlo.


En el inter de esos dos procesos, el deseo y la decisión, entrarán en juego millones de pensamientos que te harán estructurar complejos argumentos para no llevar a cabo tu proyecto. Que si tu proyecto laborar, que si tu casa, que si tus cosas, que si tu coche, que si tus amigos, que si tu familia. Solo decídelo y luego hazlo.


Algo importante para compartir es que al principio, no tenía claro qué haría en ese sabático. Solo sabía que si seguía haciendo lo mismo que había estado haciendo los últimos 10 años de mi vida, no sería feliz. Ni siquiera consideré el dinero en ese momento. Y el año sabático no pretendía ser de 365 días exactos. Solo sabía que quería un break, pero un break total. 

Mi hermana Paty me preguntó que si no me daba miedo. Le contesté que sí. Pero hay que aprender a convivir con nuestro miedo, es como nuestra sombra. Siempre te acompaña pero es ella quien se mueve a tu ritmo, no tú al de ella. Es solo cuando tú decides detenerte que ella permanece inmóvil. Así que si tú te mueves, el miedo se moverá contigo, quizás te seguirá, pero no te paralizará. 


En mi caso, cuando viajo me imagino que tomo al miedo con una de mis manos y con la otra mi boleto de avión y mi maleta. Quizás si el miedo no trae boleto no lo dejen pasar y se quede lejos de mí. Seguramente me encontraré con él en otro lado, pero será un miedo diferente. El otro se queda allá, en el lugar en el que se elige ser valiente y salir en busca del sueño.


Quiero contarles que una noche antes de partir de viaje a Europa, por un periodo de 3 meses, mientras estaba en el DF me entró un ataque de nervios. Comencé a tener taquicardia, estuve a punto de desmayarme en la calle, sentía que las piernas se me doblaban, estuve agarrada del brazo de un amigo durante al menos un par de horas porque sentía que quizás no sería capaz de hacerlo. Sentía una angustia terrible por la incertudumbre de lo que me esperaba en otro lugar. Y esque no era un viaje de placer; sino un viaje al viejo continente que quizás simbolizaba hacer un viaje también a lo profundo de mi ser, y eso da miedo. 


Quiero contarlo porque mucha gente me ve y me dice, - Qué valiente eres! – Pero creo que es importante que conozcan que la valentía a veces estuvo precedida por o viene acompañada de ese miedo, casi incontrolable, que si lo dejas, te paralizará y te impedirá ir tras lo que quieres.


Así que, la próxima vez que quieras algo, solo decídelo y toma a tu miedo con una mano. Quizás, irónicamente, con él te sientas acompañado, y dejes de tener miedo.

noviembre 03, 2011

Regreso al nido

Tras más de 4 meses de ausencia en este blog, hoy retomo las letras para compartir de nuevo lo vivido. De alguna manera a mis lectores les causaba emoción la estancia en Europa; la aventura de la cartera perdida, el vuelo sin boleto, la multa con boleto, pero en mi regreso a México, durante 5 meses, hubieron cosas también divertidas pero sobre todo importantes para mi vida.

Hablemos del regreso al nido, a los orígenes, al hogar, es decir, a casa de mis padres. Es difícil establecer las condiciones de convivencia después de tantos años de separación. Lo primero que sucedió fue que al día siguiente de yo haber regresado, salí con unos amigos, y mi papá, sin saber que yo estaría afuera, cerró con pasador la puerta. Cuando, a las 3 am, me di cuenta de eso, estuve a punto de irme a dormir a casa de mi amiga, pero imaginé que sería peor la regañada por no haber llegado, que por haber llegado tarde y además haberlos despertado, así que llamé por teléfono y mi padre, modorro, tuvo que bajar a abrir la puerta. Creo que no necesito platicar el sermón del día siguiente.

Muchos me preguntan cómo es posible que a mis 34 años, mis padres me regañen por llegar tarde. Supongo que se preocupan por lo que pueda pasar. No puedo más que estar agradecida porque sé que les importo, que están al pendiente y que velan por mi bienestar (aunque no esté de acuerdo, jeje).

Horarios, actividades, todo se ve un tanto modificado. Para mí, por el hecho de no estar en MI casa; para mis padres, por el hecho de tener a alguien más viviendo en SU casa. Pero fue un excelente ejercicio para convivir un poco más con ellos. Como bien - o quizás no tan bien - sabemos , la vida puede acabarse en cualquier instante. Es sumamente valioso entonces el tiempo que podamos compartir con nuestra gente, y aprender a verlos más allá.

Nada se compara con comer algo rico en casa. Siempre me he preguntado, si hiciéramos un concurso de a qué mamá le sale más rica la sopa de fideo, quién ganaría. Cada quien votaría por su propia madre. Regularmente escucho algo como: nadie hace la carne en su jugo, o el mole, o el arroz, o el cocido, o la lasagna, como mi mamá. Y es que cada uno aprendemos a comer con esos sabores, los de mamá. Al menos a mi favor, puedo decir que efectivamente, mi madre es una excelente cocinera, reconocida reiteradamente por cuanto comenzal se sienta a su mesa. Cuando estaba a punto de partir para Madrid, mi familia me hizo una comida de despedida y me preguntaron que qué quería. Se me antojó tanto una carne en su jugo! Luego el guacamole y frijolitos, que en mi dieta no pueden faltar y unas tostadas de lomo regalo de mis tíos!!! Fue una excelente comida. Gracias!

Un día mi hermana Paty me invitó a comer a su casa. Sin yo saberlo, era una ocasión especial, ya que ella y mi cuñado Armando me pedirían hacerles el gran honor de apadrinar a su recién nacida, María José. Este hecho nos unió más a mi hermana y a mí. Nos hizo compartir muchos ratos, momentos, espacios, ideas, para el bautizo y seguramente para la vida. Cuando ella comentaba con sus amigas que en casa de mi mamá nos reuníamos todas (hermanas, mamá, tías, primas) para cocinar, hacer arreglos florales, bolos, llenar el carrito del candy bar, hacer los recuerditos, y todos los etcéteras de los preparativos para el bautizo, más de alguna le dijo: -"Qué padre! yo no tengo aquí a mi familia." o "A mí me gustaría que mi familia fuera tan unida."

Para quienes tenemos este tipo de convivencia con la familia, nos parece normal y de aplicación general que así sucedan las cosas. Me doy cuenta de que no es así. Esos regalos los atesoro y valoro hoy aun más, cuando, sin el agobio del trabajo y el trajín del día a día, puedo verlos y darme cuenta de que son cosas que existen y que se cultivan; que las relaciones no se dan así como así y que es la cotidianidad la que las va creciendo o matando.

Y los sobrinos. Creo que a ellos les dedicaré una entrada especial. Han llenado mi vida y mi alma de tal manera que merecen unas buenas líneas que más adelante escribiré.

En resumen me siento muy agradecida, afortunada y bendecida por los padres que tengo, por su hospitalidad en estos meses, por su amor en el transcurso de mi vida y por su apoyo incondicional a pesar de no estar del todo de acuerdo en mis decisiones. Han sabido estar, darme soporte e inclusive aguantar esto que implica tener hijos y acompañarlos a lo largo de su camino. Y también por mi familia toda. Si en algún momento hubiera que decidir si volver o no, ellos serían en definitiva un factor de mucho peso en la balanza.


junio 14, 2011

Fíjate bien cuando viajes a Grecia ... todo puede pasar.

Estaba en Roma. Saldría en unas cuantas horas hacia Grecia y no se me había ocurrido que no hubiera tren para el aeropuerto en la madrugada. Mi vuelo salía a las 6.40 a.m., por lo tanto tendría que buscar transporte para ir al aeropuerto sin que me saliera caro como un taxi. Y es que si el vuelo costó 90 euros y el taxi cuesta 50 euros, pues ya no es negocio. 

Después de buscar, tenía ya por fin un plan B, que para llevarlo a cabo tendría que salir de casa como a las 2.30 am Tomaría un autobús que me llevara a un lugar en donde se supone que saldría otro autobús hacia el aeropuerto.

No pude dormir bien con la angustia de no despertar a tiempo, asi que estuve dormitando y despertando con sobresaltos cada 20-30-40 min hasta que dieron las 2.10 am. Me levanté, tomé mis cosas y salí a la esquina, a tomar el autobús nocturno. Eran como 2.35 cuando llegué a la parada. Tardó media hora en llegar mi chofer particular (yo era la única que iba subida en el vehículo ese).

A las 3.15 am llegamos al lugar en el que tendría que esperar a que pasara el autobús con dirección al aeropuerto. No podría ni imaginarme esa escena en la cd. de México: estar afuera de cualquiera de las centrales de autobuses a las 3 am en el DF, en la calle, con choferes alrededor? Seguramente no pasarían ni 5 min antes de que alguien me asaltara o se me acercara para sabrosearme. Sin embargo yo sentía que en ese lugar yo estaría segura y que todo saldría bien. 

De pronto llegó una pareja. Ella vestía de azafata. El, un guapo italiano que acompañaba a su amante para dejarla sana y salva rumbo a su trabajo. Yo solo pensaba en lo extraño de ir a dejar a tu novia a la chamba a las 3.30 am.

Luego llegaron unos japoneses, para variar con maletas rígidas de colores psicodélicos. Llegó el autobús. Sentí alivio. Eran las 4 am. La llegada al aeropuerto tardo 45 min. 

Mi vuelo estaba retrasado. Después me di cuenta de que en realidad no estaba retrasado sino que no existía. Aquí es donde entra toda la historia anterior de haber volado sin boleto, pero en ese momento, a las 6 am, yo no atinaba a entender nada. Seguramente el factor madrugada también influyó en que todo el personal de la aerolínea y del aeropuerto pasara por alto el error en mi boleto de avión. En fin. Llegué a Atenas.

Me desplacé al hostal que había reservado y ahí esperaría a que llegara por mí una amiga de mi primo, que obviamente yo no conocía más que por facebook. Prividencialmente ella estaba en esos días en Atenas de vacaciones así que además, tenía mucho tiempo libre para pasear junto conmigo. Llegué, me registré, pagué y llegó Crystal. En ese momento se dio cuenta de que venía sola y me dijo: pensé que venías con amigos! por eso no te ofrecí mi casa, pero si puedes cancelar la reserva hazlo, para que te quedes con nosotros.

Después de esa tarde que pasamos recorriendo varios sitios de Atenas y que charlamos largo y tendido tomando un café griego en la Plaka, decidí que sí me iría con ellos. Claro que era preferible pasar la noche en el depa de una amiga de mi primo que en un hostal con 5 cuates más en la misma habitación. Pensé que inclusive si no me devolvieran nada de dinero en el hostal, era una mejor opción de alojamiento. 

Afortunadamente, después de dar muchas opciones, la empleada del hostal me reembolsó algo de lo pagado. Como dice el dicho: de lo perdido ... lo recuperado! Mi visita a Atenas entonces fue sumamente divertida, con charlas muy amenas, antro, cenas, caminatas. 

Me encantó la ciudad y este viaje a Atenas fue muy particular. En primer lugar porque no lo tenía planeado; surgió por la mera cercanía con Roma y como yo ya estaba ahí, decidí ir y conocer. Luego por el incidente del vuelo sin boleto de avión. Ya por ese solo hecho, valió la pena haber viajado. La experiencia de haber llegado al aeropuerto a las 5 am después de un recorrido de madrugada por la ciudad fue buena. Me enseñó que de verdad, todo siempre va a estar bien, y que hay que hacer las cosas a pesar del miedo. Y por último, la cereza en el pastel, haber conocido a Crystal, a quien yo llamé una princesa griega. Fue también un angel, uno de los muchos que aparecieron en mi camino durante mi viaje, y ahora una amiga. 

Así que encontré muchas cosas hermosas en Grecia (además de los griegos, claro está!) y muchos aprendizajes. Me queda pendiente regresar. Si tenía un vuelo gratuito, lo considero como una invitación a volver a tierras helénicas.